Publicado por Néstor Méndez Saldaña El Día jueves, 1 de agosto de 2013

Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. (1 Pedro 5:5-7)


En estos pasajes podemos ver qué importante es la humildad para nuestro Dios. 

Cuando se está lleno de orgullo, y haciendo las cosas como nosotros creemos correctas sin escuchar a Dios, vamos a terminar enredados en situaciones que nos darán un resultado de ansiedad y estrés.

La razón de Dios para pedirnos que hagamos las cosas de manera en que Él nos pide,  no son para quitarnos algo, o hacernos sentir mal, Él trata de prepararnos para la bendición. O quizá trata de protegernos de cosas que desconocemos. 

Debemos siempre estar alerta contra el orgullo, pues nos impedirá experimentar paz y gozo en nuestra vida.

Santiago nos dice, que el Señor nos da más y más gracia- poder del Espíritu Santo- para vencer todas nuestras tendencias pecaminosas. 

En el mismo pasaje continúa diciendo Pedro exactamente lo mismo en su primera carta a los creyentes: …Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes (Santiago 4:6) Santiago nos insta, como lo hizo Pedro: Humillaos delante del Señor, y Él os exaltará (v.10).

La gracia de Dios la recibimos cuando nos humillamos, y cuando echamos toda nuestras cargas a Él, confiando en que Él se encargara de ellas como prometió en Su Palabra.

Las personas orgullosas no hacen eso, porque creen que pueden manejar todo por si solos, sólo los que son humildes realmente lo harán, porque saben que no pueden encargarse de todo: Solamente Dios puede.

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